sábado, 14 de junio de 2008

VIII AULA DE POESÍA: Presentación de Ángeles Mora. OLULA DEL RÍO, 13/06/2008.

“Si Brecht no hubiera escrito madre coraje, si Greta Garbo no hubiera sido Cristina de Suecia...”

Si vosotros hoy no estuvierais aquí... Si lo pensáis, el simple hecho de estar hoy aquí puede convertirse en el principio o en el final de algo. Entre tanta gente, podríais haber optado por ausentaros y, sin embargo estáis aquí. Expectantes, indiferentes, aburridos, fastidiados... ¡Pero estáis!

No creáis que se trata de un hecho más. No seáis ingenuos. Os lo digo por propia experiencia. En la novela de la vida los acontecimientos no son inocuos, siempre tienen efectos secundarios.

Aún recuerdo el azaroso vuelo de una moneda y mi mano descubriendo el resultado. Sí, definitivamente era cara y aquello me llevó a las traducciones de griego y de latín, al romancero y las cantigas de amigo, a Machado, a Lorca, a Alberti... Y recuerdo, a Lorenzo, mi profesor de Literatura, atusándose el bigote, mientras nos mostraba –como un auténtico mago- que de un poema podemos extraer infinidad de matices y observaciones, que están ahí, para que nosotros las contemplemos y las hagamos nuestras. Lo que yo no sabía y sí supe mucho después, es que todo aquello, como otros muchos acontecimientos, contribuyó sigilosamente a determinar mis elecciones y mis renuncias.

Basta con que alguien te tienda una mano, te muestre un libro, te hable de la libertad para que se produzca un inapreciable cambio de rumbo. Sin duda, nuestro yo está en construcción.

Precisamente, hace unos días una alumna, Tania, me hablaba de lo mucho que le había gustado el primer volumen de Memorias de Idhun y de lo mucho que le gustaría leer los otros dos tomos. Y así fue cómo al poco tiempo desde lo alto del vestíbulo la contemplé con los otros dos libros, metidos en una bolsa; su verano viajaba en el interior de una bolsa de supermercado.

O el caso de Olga, que para que pudiera explicarles a los niños de primaria algunas anécdotas de la vida de Mª Teresa León, le presté el libro de Benjamín Prado Los nombres de Antígona -símbolo de la mujer valiente- y, casualmente, el libro le ha fascinado y lo va a leer también durante el verano.

Uno con quince. Aprobar era la meta de Antonio y lo ha conseguido, pero para ello se ha leído El niño del pijama de rayas, El cuaderno de Rutka, El reino del Dragón de Oro y Los relatos de héroes griegos. Estoy seguro de que estas lecturas no valen sólo uno con quince. Está por ver si él también algún día lo descubre.

Repito. Somos seres en construcción, seres que necesitan autoafirmarse, aunque esta autoafirmación parta de nuestras propias contradicciones. Verdad y ficción son realidades que se combinan para conformarnos. Como Gregorio Olías en Juegos de la edad tardía de Luis Landero, nuestros mitos y nuestras creencias forman parte de nuestros afanes. Estoy convencido de que muchos de vosotros algún día seréis magníficos médicos (o quizás no), espléndidos ingenieros (o tal vez no), deslumbrantes abogados (o posiblemente no). Pero, perfectamente también podríais ser afamados poetas (o quizás no), arriesgados bomberos (o tal vez no) o vigilantes jurado (o posiblemente no).

Ser un magnífico profesor de literatura (o quizás no), invita en principio a ser humildes, sobre todo si lo que se espera constituye una meta demasiado ambiciosa. Por eso me quedo con pequeños detalles: el acto de que alguien se espere justo antes del recreo para preguntarte y que nos interrumpa el timbre para regresar nuevamente a clase, la sugerencia de un libro, la lectura de un poema que despierta el interés manifiesto de la clase, el que hoy estéis aquí acompañándonos... En definitiva, pequeños detalles que a veces hacen cambiar de rumbo.

“Si Brecht no hubiera escrito madre coraje, si Greta Garbo no hubiera sido Cristina de Suecia...”

Si Ángeles Mora no hubiera cruzado el umbral de un bar de sonámbulos, si no se hubiera dejado acompañar, si no hubiera permitido que le mostraran la única inscripción que existía en aquella ciudad dedicada a la Libertad, si no hubiera amanecido entonces..., hoy seguramente leería otros poemas (o tal vez no).

En fin, pequeños detalles que afortunadamente nos han permitido contar hoy con su presencia (o quizás no).

No hay comentarios:

Publicar un comentario