XVI AULA
DE POESÍA OLULA
PRESENTACIÓN DE BENJAMÍN PRADO
Por Estefanía Martín Sebaquevas
Buenos
días, otro año más nos encontramos aquí en el Aula de poesía de Olula. Antes de
dar pie a este encuentro poético quisiera agradecer a Juan Javier esta oportunidad
que me ha brindado, pues sin ser consciente de ello me ha tatuado un regalo
infinito. También, os doy las gracias a cada uno de los que estáis aquí
presentes, pues cuando salgáis por esa puerta podréis estar orgullosos de
vosotros. Sí, seguramente la literatura para algunos se limita a ser una
asignatura difícil de eliminar y que simplemente se reduce a tener un aprobado
en el boletín, pero hoy aquí, aprendemos otra forma de ver literatura; nos
acercaremos a ella, respiraremos todos un mismo aire en verso sin un manual de
texto ante nuestros ojos subrayando lo que se considera importante,
sobrellevando la hora de clase mediante bostezos –ya sabéis de qué os hablo-.
Hoy, 21 de abril, gracias a vosotros, la literatura sonríe. Por último,
agradecer a Benjamín Prado el haber venido, dejar que nos empapemos de su
esencia poética, de cada uno de sus poemas. Y sin más demora, os pregunto ¿Qué
es poesía? Ya, W.H. Auden escribía que “La poesía es lenguaje en el más
personal, en el más íntimo de los diálogos. Un poema solo tiene vida en cuanto
un lector responde a las palabras que el poeta escribió”. W.H. AUDEN Benjamín
Prado nació en Madrid (1961), enamorado de las letras decidió cursar la carrera
de Filología Hispánica. A la edad de dieciocho años tuvo el privilegio de
conocer a Rafael Alberti, al cual le unió una gran amistad desde aquel
entonces. Benjamín, se relaciona con el mundo de la literatura, de la música y
del periodismo. Con tan solo veinticinco años publicó su primer poemario Un
caso sencillo (1986). A partir de aquí, sus publicaciones crecieron de manera
desbordante no solo en el plano de la poesía, sino también en el terreno de la
narrativa y del ensayo. En cuanto a sus textos poéticos debemos mencionar: El
corazón azul del alumbrado (1991); Asuntos personales (1992); Cobijo contra la
tormenta (1995); Todos nosotros (1998); Ecuador (1986-2001) (2002); Iceberg
(2002); Marea humana (2006) y su más reciente Ya no es tarde (2014). En el
terreno narrativo se haya Raro (1995); Nunca le des la mano a un pistolero
zurdo, Dónde te crees que vas y quién te crees que eres –ambas publicadas en
1996−; La nieve está vacía (2000); Mala gente que camina (2006); Operación
Gladio, perteneciente a 2011 y Ajuste de cuentas (2013). Asimismo, ha publicado
la recopilación de relatos Jamás saldré vivo de este mundo (2003) o Qué
escondes en la mano (2013). En cuanto a sus ensayos, encontramos Siete maneras
de decir manzana (2000); Los nombres de Antígona (2001) o libros de aforismos
como Pura lógica (2012), Doble fondo (2014) y Más que palabras (2015). Por otra
parte, Benjamín Prado se relaciona con el mundo de la música popular, siendo
coautor de numerosas canciones del disco Vinagre y rosas junto a su gran amigo
Joaquín Sabina. De la misma forma, ha recorrido escenarios en el 2010 junto al
grupo musical Pereza. Combinaron música y poesía en Alicante, algo que debió
funcionar bien, ya que en el 2011 en la octava edición del Festival
Internacional de Poesía de Granada (FIP) tuvo lugar un concierto protagonizado
por los tres. De la misma manera ha compartido escenario con Coque Malla, Paco
Cifuentes, Leiva, Marwan, entre otros. En mayo de 2014 presentaba en
Bogotá su publicación poética El silencio es igual en todos los idiomas.
Benjamín, es columnista desde el año 1997 en el periódico El País y actualmente
colaborador en el programa de La Sexta “Más vale tarde” o en “Todos somos
sospechosos” de Radio 3. Ya de por sí, leer el título de cada una de sus obras
llama la atención e incita a leerlos, anima a devorarlos por dentro, hacer cada
uno de sus poemas nuestro porque alguna vez hemos sentido miedo, rencor, amor,
vértigo, sueño, cansancio, incertidumbre, paciencia, histeria, rabia,
precipicio. Los poemas de Benjamín Prado resultan ser eso y más. Su estilo es
sencillo, diferente, único, se sirve de figuras retóricas que hacen tiritar, y
en definitiva, reúne todos los requisitos para poder ser llamado escritor o
poeta. Mi primer encuentro con Benjamín fue exactamente igual al que hoy tenéis
vosotros; tuvo lugar en una conferencia hace años mientras estudiaba en
Almería. Os aseguro que leer sus libros me enseñó cosas como que esperar
también es una forma de avanzar, o cito algunos de sus versos, los cuales
explican exactamente todo aquello que seguro habéis sentido alguna vez o
incluso sentís ahora:
“Escribir
un poema es intentar desatarse, /adivinar en qué mano está la moneda/”
“Conversación en la isla”, de Todos nosotros. “No me cuentes tu vida. / No me
des la mitad de lo que ya no quieres. / (…) / No me hables del pasado ‒Si
quieres encontrar respuestas, corre en dirección contraria a las preguntas‒.”
Ya no es tarde “(…) Las veces que sería cualquiera menos yo. / Las veces en que
muerdo la mano que me cura.” Ya no es tarde “Hoy que tú y yo/ no somos todavía
nosotros. / Hoy que aún/ no está claro/ qué busco/ y dónde voy. /” Ya no es
tarde La poesía nos llama y nos necesita, la poesía nos dice “Escribo para
estar a tu lado de lejos” “Ahora sé que no huía para escapar: lo hice para que
tú me buscaras.” (Doble fondo) Porque “La poesía es también, en muchos
sentidos, un método de defensa, una forma de liberación o fuga. Ignorarla es,
por tanto, un modo de estar ciegos. A veces, escribir, mariposa ‟es abrir un
candado”. Benjamín Prado.
Muchas
gracias.
Olula del Río, 21 de abril de
2016.
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